Nuestra bodega nace como un emprendimiento familiar, impulsado por el amor hacia el campo y sus frutos. En ella conviven lo artesanal y la tecnología necesaria para una vinificación moderna; pero entendemos que ni la más alta tecnologí­a basta, si no es acompañada de un delicado tratamiento de la fruta y de la existencia de condiciones que hagan posible una mí­nima intervención en cualquiera de los procesos.
Nuestra premisa es: el trabajo a pequeña escala ofrece siempre mejores resultados. Para lograrlo, cuidamos y seguimos todo el proceso celosamente, desde el viñedo hasta la copa.Creemos que este es el camino para reflejar en nuestros vinos la personalidad que nos identifica.
Sólo utilizamos uvas que alcancen una maduración enológica optima y de nuestros propios viñedos, en los cuales los distintos manejos se realizan siempre pensando en la calidad, una baja producción pero con uvas concentradas en sustancias polifenólicas, azucares y aromas.
Los suelos del establecimiento donde fueron plantadas las vides están dentro de los de mayor altitud del Uruguay, alcanzando los 300 metros sobre el nivel del mar, esta altitud junto a la latitud donde nos encontramos, posibilitan la gran amplitud térmica con dí­as cálidos y noches frescas, ideal para uvas de calidad; son suelos de arena roja propicios para lograr uvas de excelente calidad por ser poco fértiles y profundos, de buen drenaje ya que evitan la acumulación de agua de haber lluvias o al mismo tiempo el sufrimiento por la seca en caso de déficit hí­drico debido a lo profundo q llegan las raí­ces en este tipo de suelos.